Puede sonar a frase de motivación, pero ante cualquier situación desafiante que enfrentamos en la vida, la salida es ir adentro de nosotros, escuchamos constantemente que la felicidad se haya en nuestro interior, pero integrar esta enseñanza conlleva toda una toma de consciencia, profundizar en nuestro real autoconocimiento y verificar a través de nuestras propias experiencias cada una de éstas premisas.
La meditación para mi ha significado mi alimento, mi medicina, mi elixir para ir entendiendo como funciona la vida, y nuestro rol en ella. Y no es que nos sentemos y ya todo está resuelto, es más bien, aceptar todo lo que es, desprenderse de tanto ruido exterior, incluyendo ese ruido mental que nos encadena en una prisión. Meditar es ir más allá de la mente, ir más allá de los estímulos exteriores, ir más allá de las necesidades corporales, es desprenderte de todo lo tangible, para volverte un observador de ti mismo, ir al subconsciente y conectar con la esencia, con la nada dónde se encuentra el todo, y entonces entenderás qué son los pensamientos, vislumbras la verdadera belleza interior, y te empiezas a dar cuenta. Eso es hacer consciencia, darse cuenta de.
Alinear los chakras, acceder a los registros akashicos, conectar con tus guías espirituales, elevar tu espíritu y trascender a otros estados alterados de conciencia, son posibilidades que brinda entrar en meditación, todas nos hacen despertar un poco más en este camino de la evolución.
Creer que sólo somos un cuerpo y que vivimos según las condiciones externas, es cerrar la puerta a nuestra verdad, y la verdad es que somos seres infinitos, seres conscientes que elegimos. Si es cierto que en este mundo de la materia existen leyes que gobiernan nuestras decisiones, formas que intervienen en nuestro libre albedrío que hacen parte de nuestro sendero espiritual, como yo reacciono, como percibo esa realidad es lo que me ayudará en mi evolución.
El mundo que vemos no es lo que vemos, es lo que interpretamos en función de nuestras creencias, en función de nuestros convencionalismos, en función de todo lo que nos han enseñado.
Éstas son las posibilidades que nos permiten despertar esa consciencia de quienes somos realmente:
OBSERVAR NUESTROS PENSAMIENTOS
Funcionamos con el 95% de nuestra mente inconsciente, y sólo con el 5% de nuestra mente consciente. Es decir, lo que somos ahora, nuestra forma de relacionarnos con la vida tiene que ver con la programación que recibimos desde nuestra concepción, incluso de las memorias genéticas de nuestros ancestros, llegamos a este mundo con información de nuestros antepasados, impresa en nuestro ADN, en nuestros genes, sabemos que allí hay información de nuestros padres, nuestros abuelos y también de la historia de la humanidad. Ahora, al nacer somos expuestos a múltiples estímulos externos, la programación por parte de nuestros cuidadores, de lo que vemos, de lo que escuchamos, de lo que sentimos, a través de lugares y hechos, personas de autoridad, cultura, sociedad y medios de comunicación. Todo ello nos da información y en nuestros primeros 7 años de vida nuestro inconsciente funciona como un receptor, una grabadora, un computador nuevo al que se le empiezan a instalar programas, de ahí se forjarán nuestras conductas, comportamientos, creencias y destino. Ahora, que esa sea la realidad que recibimos no significa que sea la verdad, pues toda esa información viene a su vez de un colectivo que probablemente está regido por la ignorancia y el miedo, así que la mayoría de nosotros hemos sido programados por la ignorancia y el miedo. No son culpables ni ellos ni nosotros, sencillamente nos dieron la información desde sus propios entendimientos de la vida y ni hablar de nuestra sociedad que por años ha estado cargada de mentiras, manipulaciones y esclavitud a través del poder.
Entonces, cuándo empiezas a cuestionarte sobre el curso de tu vida, tus decisiones, tus resultados. Y de pronto te preguntas si esa es la vida que realmente deseas vivir, es cuándo comienzas el camino del autoconocimiento, que significa empezar a cuestionar tus creencias, cuestionar tu forma de ver la vida, empiezas a sentir que a lo mejor existen otras formas que te otorguen mayor plenitud y dicha de vivir, que a lo mejor el sentirse en un bucle constante de patrones repetitivos e insanos te hace ir en busca de tu verdad.
Empezar a observar la mente, es el primer paso para redireccionar nuestra visión, observar nuestros pensamientos diarios, y si que es un reto, al día tenemos alrededor de 70 mil pensamientos, fíjate el caos que vivimos diariamente en nuestra mente y como eso nos hace vivir en modo automático y reactivo. Aprender a observar nuestra mente es agudizar la mente consciente, esa mente objetiva que es capaz de elegir qué pensar y cómo hacerlo, esa mente consciente que nos permite crear mejores posibilidades, nos insta a liberarnos de creencias limitantes que por años cargamos llevándonos a vivir una vida a merced de las circunstancias sin oportunidad de elección. Tienes la libertad de elegir qué pensar, procura elegir pensamientos que te hagan sentir bien.
