Seguramente te has relacionado alguna vez con el tipo de persona que suele poner toda responsabilidad sobre los otros, buscando siempre tener la razón, lo que inconscientemente demuestra la incapacidad de esa persona de mirar adentro suyo y hacerse cargo de una vez de sus propias limitaciones; quieren encontrar el error del otro, criticando, juzgando, manipulando. Y peor aún, suelen repetirle a su víctima constantemente que tiene una falla, insistiendo con tanta frecuencia hasta cumplir su plan: hacerle creer que en verdad tiene una limitación, para a partir de allí, controlar su vida.
Si, es un acto bastante insano y cruel, sin embargo, lo que en realidad deja ver, es que ese acusador está lleno de carencias emocionales, heridas, traumas y muchos miedos sin resolver. Recordemos que no hay personas malas, hay personas que sufren.
Sin lugar a dudas, la falla solo existe en quien intenta verla en el otro. Producto de su negación e incapacidad de sanarse a sí mismo, enmascara sus miedos más profundos a través del control y la manipulación, para así no enfrentarse con ese infierno interno, que paradójicamente una vez se toma la decisión con humildad de ir allí adentro, a ese profundo océano del Ser se convierte en nuestro gran cielo ganando la mayor recompensa que se pueda recibir: conocerse a sí mismo y hacerse responsable de su propia vida.
Luego, ya no habrá espacio para hacer desdichado al otro.
Tu, ¿Alguna vez has sido el verdugo o la víctima de control y manipulación?
